Ganas de sol y calor

Polonia siempre se ha caracterizado por un clima muy radical; inviernos muy fríos con gélidas temperaturas y veranos muy calurosos llegando a rondar casi los 40 grados (sí sí, aquí en verano se rozan temperaturas de bochorno), pero desde hace ya unos años, con esto del cambio climático, la cosa está cambiando. Al igual que pasa en España, y más concretamente en mi ciudad (León), los inviernos ya no son lo que eran, ya no caen esas nevadas importantes que privaban al profesor de turno de asistir a clase y, por consiguiente, de que tuviéramos “cole”. Una pena. 😛

En Polonia ocurre tres cuartas partes de lo mismo, ya no nieva ni hace ese frío como lo hacía hace 20 años, pero aun así tampoco es para ir en manga corta, todavía “rasca” de lo lindo. Sin ir más lejos, este último invierno (2017) en algunas zonas montañosas se han llegado a registrar hasta -40 grados, aunque no es lo que prevalece en el resto del territorio polaco. Y claro, para que nos vamos a engañar, a la mayoría de la gente, independientemente del país que sea, le gusta que haga mejor tiempo y temperaturas más placenteras para poder disfrutar al aire libre y nutrirse bien de vitamina D. Por lo tanto, los polacos también cuentan los días para poder empezar a disfrutar de ello, pero para mí lo más curioso de todo es el efecto inmediato que se produce en la gente y que os voy a relatar a continuación.

Os pongo en situación, aquí, después del invierno, cuando nos encontramos con el primer día que hace un sol radiante, la gente se “transforma” en el sentido que da igual que haga 5 grados, como hay sol ya se ve a alguno sin cazadora, sin gorro e incluso los más jóvenes en pantalón corto y camiseta de manga corta, no exagero, lo he visto. Son tantas las ganas de sol y calor que no está la vida como para perder el tiempo; ante la mínima oportunidad, hay que desprenderse ya de esos plumas y gorros de lana que tan bien nos han ido para superar el frío. Luego las colas en el médico son kilométricas, pero bueno, eso ya es otro tema.

También puedes ver esa transformación en los supermercados polacos y centros comerciales, pero no es tan temprana como quisieran algunos. En general, después de la Pascua, suele empezar lo que llamamos “buen tiempo” con temperaturas cercanas a los 20 grados (y en ascenso según se acerca el verano) y solecito, lo que hace que las grandes superficies empiecen a ver negocio en ello. Solo basta con ir al supermercado y lo primero que vas a ver al entrar va a ser todo lo necesario para hacer unas buenas barbacoas (carbón, cerillas, planchas, carne, sombrillas, hamacas, cervezas, etc…), para los polacos es como una segunda religión prepararlas. En realidad es un momento muy agradable para juntarse con los amigos o la familia, disfrutar del buen tiempo y a la vez comer y beber en grandes cantidades. Siempre apetece.

En España, como el calor es una de nuestras señas de identidad, tampoco se nota demasiado esa transformación en la gente, pero ahora que vivo por estos lares he empezado a darme cuenta de lo importante que es “Lorenzo” (el sol) para el ser humano.

Aunque el tiempo en general en toda Europa está loco (un día hace muy bueno y dos días después bajan las temperaturas 10 grados), parece que la primavera ya ha llegado a Polonia para quedarse y espero y deseo que así sea. ¡A disfrutar a tope, people! 😀

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