Visitando a la ciocia

Antes de empezar y de que me preguntéis, aclarar a la gente que todavía no controla el polaco (entre los que me incluyo) que «ciocia» (en español se pronuncia «chocha«) es la hermana de tu padre o de tu madre, es decir, tu tía de toda la vida. Pues bien, una vez sabido esto, contaros que hoy mi mujer y yo hemos tenido que ir a hacer una visita a nuestra ciocia para recoger una cosa e íbamos completamente seguros que no duraría más de 15 minutos máximo… ¡Qué ilusos fuimos!

El motivo de la visita a casa de nuestra tía era simplemente para recoger un par de cosas que tenía preparadas para nosotros y marchar para casa, pero no pudimos «escapar» de sus garras y lo que iba para 15 minutos se alargo hasta las 3 horas… Ante la hospitalidad que caracteriza a los polacos poco o nada de puede hacer y no es la primera ni la segunda vez que nos pasa.

Todo empezó con un simple café con leche, ya que era casi media mañana, acompañado de un «ciasto» (pastel) que ella ya había preparado por la mañana temprano y que estaba simplemente delicioso. En ese momento es cuando se nos abrió el apetito y nos comimos un segundo ciasto y fue el instante perfecto para nuestra tía para preguntarnos «jestescie glodny?» (¿Tenéis hambre?) y sin dejarnos contestar, ya estaba en la cocina calentando Zupa Szczawiowa, una riquísima sopa polaca como casi todas ellas acompañada con dos huevos duros dentro. Arriba os dejo la foto de mi tía sirviendo esta sopa tan buena y que era la primera vez que la probaba. ¡Os la recomiendo!

Ya con el cuerpo entrado en calor y sin haber acabado la última cucharada de sopa, nuestra tía trajo a la mesa un plato lleno de schabowe (filete de cerdo empanado), otro de mizeria (ensalada de pepino, cebollín y nata/yogur) y un último de gotowane ziemniaki (patatas cocidas), una comida sencilla y a la vez deliciosa a la cual es imposible negarse. ¡Viva la Kuchnia Polska! 😀

Pero esperad que nuestra ciocia quería asegurarse de que no nos quedáramos con hambre (cómo si hubiéramos comido poco) y para rematar el banquete «improvisado» nos quiso ofrecer algo dulce como por ejemplo otro ciasto acompañado de un rico herbata (té). No sabía si volver a casa en coche o rodando como una bola… ¡Qué locura para 15 minutos que íbamos!

Es cierto que cuando visitas a tus amigos polacos no suelen ocurrir este tipo de situaciones, tomas un té o un café, charláis un poco y marcháis, en cambio cuando vas a visitar a una tía o a algún otro familiar de edad avanzada, tienden a darte todo lo mejor que ellos tienen con tal de hacerte sentir como en casa y lo bonito es que consiguen su propósito.

Por lo tanto, aquí va mi consejo: si te encuentras ante una invitación como tal, vete con hambre e intenta no hacer planes para las siguientes 4 horas por lo que pueda pasar…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

3 ideas sobre “Visitando a la ciocia”